Antes de la sesión: preparándote para comenzar tu proceso
El trabajo terapéutico comienza mucho antes del primer “hola” en pantalla. Desde el momento en que decides contactar a un psicólogo, ya estás iniciando un proceso de reflexión personal. Pero ¿cómo prepararte para esa primera sesión? ¿Qué detalles deberías considerar?
1. Elección del terapeuta adecuado
Uno de los primeros pasos es elegir a un profesional con quien te sientas cómodo. Aunque la conexión profunda se construye con el tiempo, es fundamental partir con una base de confianza. A través de plataformas como Psicolaria, puedes revisar perfiles de psicólogos certificados, ver sus especialidades, enfoque terapéutico y experiencia. Algunos incluso ofrecen sesiones informativas breves o textos introductorios para conocer su estilo de trabajo.
2. Coordinar la sesión: disponibilidad y condiciones
Una vez elegido el terapeuta, deberás agendar la sesión. Este paso suele ser sencillo mediante calendarios en línea, como los que implementa Psicolaria, donde puedes seleccionar fecha, horario y forma de pago. También es el momento de aclarar aspectos como la duración de la sesión (usualmente entre 45 y 60 minutos), el canal de comunicación (Zoom, Meet, videollamada directa) y políticas ante cancelaciones o cambios.
3. Preparar el espacio físico y emocional
Para que la sesión psicológica online sea efectiva, es importante buscar un lugar tranquilo, donde no te interrumpan y puedas hablar con libertad. No se necesita un entorno perfecto, pero sí uno que transmita contención y privacidad. También es útil conectar algunos minutos antes, verificar tu conexión a internet, tener agua cerca y permitirte respirar profundamente para llegar al encuentro con la mente más abierta.
Durante la sesión: ¿qué ocurre cuando comienza la conversación terapéutica?
Las sesiones psicológicas online tienen una estructura que puede variar según el estilo del terapeuta y tus propias necesidades. Sin embargo, existen ciertos elementos que suelen estar presentes en todos los encuentros, y que forman parte del encuadre terapéutico.
1. Inicio y vínculo terapéutico
El primer contacto suele enfocarse en construir un espacio de confianza. Aunque no estés en la misma habitación que tu psicólogo, la conexión emocional es totalmente posible a través de la pantalla. Muchos usuarios se sorprenden por la calidez y cercanía que puede lograrse en estos encuentros digitales. El terapeuta suele comenzar preguntando cómo estás, qué te motivó a buscar ayuda y qué deseas trabajar.
Este espacio no es una entrevista fría ni un interrogatorio: se trata de una conversación empática, centrada en ti, en tu historia y en lo que te aqueja hoy. Aquí se establece un vínculo que será la base del proceso terapéutico.
2. Exploración del motivo de consulta
A lo largo de la primera sesión —y en las siguientes— el terapeuta profundizará contigo en lo que te trae a consulta. Puede tratarse de ansiedad, tristeza persistente, conflictos de pareja, duelo, baja autoestima o simplemente la necesidad de entenderte mejor. No hay motivos “grandes” o “pequeños”: todo lo que te mueve a buscar acompañamiento merece atención.
En este espacio, el profesional puede realizar preguntas abiertas, reflexiones, validaciones o devoluciones que te inviten a mirar tu situación desde nuevas perspectivas.
3. Establecimiento de objetivos y acuerdos
Durante las primeras sesiones se suelen establecer algunos acuerdos básicos: frecuencia de las sesiones, metas a corto y largo plazo, estilo terapéutico (más conversacional, más estructurado, más introspectivo, entre otros). Aunque esto puede ir cambiando según tus necesidades, tener claridad inicial ayuda a enmarcar el proceso y a que ambas partes compartan expectativas.
El terapeuta también puede explicarte cómo funciona su enfoque (por ejemplo, terapia cognitivo-conductual, humanista, sistémica) y cómo se aplicará en tu caso particular.
4. Espacio de contención y elaboración emocional
Una parte fundamental de las sesiones psicológicas online es la contención emocional. Muchas personas llegan a terapia sintiendo culpa por llorar, ansiedad por no saber qué decir o miedo de ser juzgadas. En este espacio, se busca justamente lo contrario: aceptar tus emociones como válidas, entender sus raíces y darles un lugar dentro de tu historia.
Algunas sesiones pueden sentirse más livianas, otras más intensas, y ambas formas son parte del proceso. No necesitas tener todo claro ni saber expresarte perfectamente: tu terapeuta está ahí para acompañarte, no para evaluarte.
Después de la sesión: lo que ocurre fuera del encuadre
Aunque la sesión termina cuando cierras la videollamada, el trabajo emocional muchas veces continúa fuera de ella. El tiempo entre sesiones también forma parte del proceso terapéutico y puede ser tan valioso como el encuentro en sí mismo.
1. Integrar lo conversado
Es común que después de una sesión sientas que algunas ideas siguen resonando. Puedes quedarte pensando en una pregunta que te hizo el terapeuta, una emoción que apareció o una memoria que se activó. Darte el espacio para reflexionar, escribir o incluso descansar es parte de integrar lo vivido.
No todo se resuelve en una hora. La psicoterapia es un proceso que se construye sesión a sesión, y lo importante es mantener una disposición abierta a explorar.
2. Cuidarte emocionalmente después del encuentro
A veces, hablar de temas sensibles puede remover emociones intensas. Es recomendable que después de una sesión tengas un tiempo para ti. Evita volver inmediatamente a tareas exigentes o a contextos que te estresen. Regálate una pausa: tomar un té, salir a caminar, escuchar música o simplemente descansar puede ayudarte a procesar lo vivido.
Si notas que quedas con malestar persistente, es importante mencionarlo en la siguiente sesión. Tu terapeuta puede ayudarte a entenderlo y trabajar con ello.
3. Mantener la constancia terapéutica
La continuidad es uno de los pilares del éxito en la terapia. Si bien cada persona tiene su ritmo, sostener una frecuencia (semanal o quincenal, según se acuerde) permite construir procesos más profundos. Las sesiones aisladas pueden brindar alivio momentáneo, pero el cambio sostenido se logra con el tiempo y la dedicación.
En Psicolaria, el acompañamiento online se enfoca en generar un vínculo terapéutico sólido, que respete tu ritmo y ofrezca una guía clara a lo largo del proceso.
Beneficios adicionales de las sesiones psicológicas online
Más allá de la comodidad de conectarte desde casa, la terapia psicológica online ofrece beneficios que impactan directamente en la experiencia emocional:
- Permite mayor regularidad al eliminar traslados.
- Ofrece privacidad para quienes se sienten incómodos yendo a una consulta presencial.
- Facilita el acceso a psicólogos de distintas regiones o con especialidades específicas.
- Favorece la continuidad en casos de viajes, cambios de ciudad o situaciones médicas.
- Genera un entorno familiar y conocido desde el cual puedes abrirte con mayor facilidad.
Estos factores contribuyen a que muchas personas elijan esta modalidad no solo por necesidad, sino como opción preferente.
Conclusión: vivir la terapia online como un proceso humano y cercano
Las sesiones psicológicas online son mucho más que un simple encuentro por videollamada. Son espacios de cuidado, reflexión y cambio, diseñados para acompañarte en los momentos en que más lo necesitas. Saber qué esperar antes, durante y después de cada sesión te permite llegar con mayor seguridad, confiar en el proceso y comprometerte con tu bienestar.
En Psicolaria, creemos en una atención psicológica profesional, accesible y cercana. Nuestro equipo de psicólogos certificados trabaja día a día para ofrecerte un espacio ético, confidencial y humano, sin importar desde dónde te conectes.